DIEZ AÑOS SIN SOLEDAD



Luego de seis horas de viaje en tren, Claudio volvió su mirada hacia la ventana y abordó con sus ojos el destino de años, su compañía durante los últimos diez años con quien había compartido alegrías, tristezas y sueños; solo era un itinerario cansado y veía como las cosas se marchitaban a su paso; regresó al tiempo y encubrió con sus manos una amarga sonrisa, comprendió que esos diez años sin soledad era la brisa vespertina que el tren llevaba en ese viaje, diluyó sus labios, con la mirada pálida y vacía desterró su olor y encontró en el noveno asiento del tren la soledad de sus días.


Litzardo Rivas

Comentarios

Raúl Marín ha dicho que…
Creo que es lo mejor que haz escrito...