Ayer...

Ayer recibí un doctorado de melancolía, llovía, salí afuera a fumar algunos cigarrillos para entronizar con un deseo la noche, aspiraba a ser método del silencio y afanarme de los desvarío del universo viendo como la luna deshojaba con un rayo de luz la útil caricia que respiraba; me convenció y no fui más a sus lecturas nocturnas....

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