La agonía de mi latido,
la sombra inhóspita de mi olvido,
el cigarro confuso de mi melancolía,
el peso marchito que evapora tu ausencia.
El templo sonoro de mi angustias se puebla en tu pecho eucarístico,
los clavos de mi ausencia
y el polvo de mis pasos se desvanece en las luces de la aurora.
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